El fin de otra era

Contrariamente a lo que algunos puedan pensar, no soy exactamente uno de esos nostálgicos de los vinilos. De hecho, saludé enfervorizado la llegada del nuevo formato, aprestándome incluso, tonto de mí, a vender algunos de mis lp’s favoritos y comprarme los nuevos cachivaches digitales, con tan coqueto tamaño, tan buen sonido. Sí, una pena lo de las portadas, pero ¡adiós a la pesadilla del disco rallado! Claro que eso fue al principio. Luego te vas enterando de que la vida de los cd’s no es para siempre, que los precios se van disparando sin motivo, que a veces la duración de los discos es injustificadamente larga. Por eso tuve una etapa de vuelta al origen, a rastrear por mercadillos de Madrid y Málaga en busca de joyas en vinilo, cambiándolos en ocasiones por compactos que me regalaba la compañía y que no me acababan de gustar.
Siempre me ha gustado el tema de los rastrillos, aunque siempre más por el tema de coleccionismo que por el del trapicheo, ya que ahí siempre me han metido la bacalá. De hecho ahora lamento profundamente haberme desembarazado de mi colección de tebeos de la Marvel (¡en pasta dura!), aun a pesar de haberlos cambiado por joyas como el primero de Costello. ¡Y cuando un macarra me tangó mis nuevos discos recién canjeados en el rastrillo de Almacenes Mérida! Dios, creía morir de pena. ¡Ese disco inencontrable de los Pretty Things! En fin, puedo vivir con el tema de los cd’s, pero lo que encuentro ya inaceptable es el tema de los mp’3s. ¡El tamaño ya se ha reducido tanto que no hay nada, sólo un ente cibernético, sin portada, foto, ni nada, sea legal o no!
Aún así, no confundamos. Me encantan las posibilidades que tiene Internet a la hora de hacerte con el material que buscas. Como aficionado a la música, hay pocas cosas más desoladoras que preguntar por algún disco “rarillo” en cualquier gran almacén, ante la acusadora mirada del siniestro dependiente de turno, para que te contesten, con gesto displicente, algo parecido a “todavía no ha llegado” o “no queda”. Desde que descubrí que en la red podías conseguir aquello que buscabas, y a precios más que razonables, dejé de visitar las tiendas de segunda mano (y en gran parte las demás, aunque ese es otro tema): adiós a
Ollerías, hola a Gemm o Amazon. ¡Por fin el “Hot rats” de Zappa en vinilo, en una ignota tienda de Australia! ¡Y el de los Pretty Things rarísimo que me quitó el macarra! Por no hablar de las novedades en cd que uno encuentra a precio reducido (p.ej., el nuevo de Nas a 10 euros gastos de transporte incluidos). El final de otra era, me temo.

Casi de otra era parece ya la primera versión en maqueta de «Cuestión de fe». Data de 1999, y participan en la grabación Agustín Ansorena (guitarras, bajo) y Roberto Cantero (teclas y programación). Tras rastrear en busca de material añejo con valor, acabé maquetándola de nuevo en 2005, para finalmente entrar en «Polo Sur». Es de la misma época y grabación que «Los que vienen y se van».

Artículo publicado en adn Málaga el 23-02-07