Noche de estreno al ritmo de Danza Invisible en el real

Javier Ojeda, durante el concierto.

El grupo, que celebró sus 35 años de carrera sobre el escenario, protagonista en el primer sábado de feria

Anoche fue la primera noche de la feria de Málaga. Una gran noche. Danza Invisible fue uno de los grandes protagonistas de esta, con 35 años de trayectoria. El auditorio se iluminó tanto de luz como de alegría para recibir al grupo malagueño, y que además ya está puesto en marcha para el resto de los días en los que artistas como Bustamante o Bertín Osborne pasarán por él.

Pero antes de que Danza Invisible se ganase miles de aplausos del público, unos teloneros de buena talla animaron el ambiente. Los Caracoles, que así se hacen llamar, aportaron dosis de humor, además de un momento muy bonito y aplaudido por el público, ya que en su última canción invitó a salir al escenario a Javier Ojeda, y juntos cantaron y bailaron al ritmo de «fenómeno».

El concierto de Danza Invisible, que comenzó cuando el reloj marcaba casi las 0.30, lo abrió el tema Bodegón. Como siempre, Javier Ojeda desprendía energía por los poros, recorriendo a saltos y brincos el escenario en tan solo un segundo mientras cantaba. El cantante, entre risas, explicó que se sentía «ligeramente acongojado». «Venimos aquí a celebrar nuestros 35 años de carrera, y veo que alguien ha pensado que por eso nuestro público tiene que sentarse. Que hagan lo que quieran con las sillas. ¡Nosotros vamos a bailar!», gritaba a los cuatro vientos. Y es que, muchas personas del público que siguen al grupo desde los inicios, acudió al concierto con sus niños pequeños, pues tienen edad de ser papis.

«Venga, ¡manos arriba!, gritaba Ojeda. Poco a poco el público se fue animando y arrancando a bailar, pero no fue hasta ‘sabor de amor’ cuando un chute de energía recorrió a todos. Todo fue viento en popa, dando ese toque de pop-rock al primer día de feria.

(Patricia Pineda para Diario Sur).